¿Quién está detrás del aumento de la violencia en Chiapas, México?

¿Quién está detrás del aumento de la violencia en Chiapas, México?

Ciudad de México, México – Desde 2015 Chiapas se ha convertido en un foco de violencia en México, con enfrentamientos entre diferentes grupos armados que han aumentado bruscamente desde 2021. Cárteles de la droga, milicias y grupos paramilitares han azotado el otrora pacífico estado más meridional.

Chiapas, que comparte frontera con Guatemala, es conocido como guarida de la cultura indígena y alberga el bioma más extenso del país, la Selva Lacandona. Sin embargo, su riqueza agrícola y su situación estratégica han colocado al estado en el punto de mira de poderosos grupos criminales e intereses económicos internacionales.

Según inteligencia recopilada por la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) de México, los cárteles de la droga explotan la proximidad de Chiapas con el narcotráfico centroamericano, utilizando el Mar Caribe y el Océano Pacífico para introducir droga en Guatemala y estableciendo rutas marítimas y terrestres para penetrar en la frontera mexicana.

Principalmente, los cárteles de la droga mexicanos han utilizado sus vínculos con los sindicatos criminales guatemaltecos para contrabando de fentanilo. El opioide sintético no se produce en Guatemala. Sin embargo, las bandas mexicanas establecieron rutas aéreas y marítimas en Centroamérica para exportar la droga a nivel internacional.

La inteligencia militar mexicana documenta un aumento de la violencia en la frontera sur de Chiapas con Guatemala

La presencia de intereses criminales en el estado ha alterado la paz en Chiapas, incrementando los índices delictivos. Desde 2015, el estado ha experimentado un firme aumento de los homicidios casi todos los años. Sin embargo, mientras que los informes preliminares muestran una disminución de los homicidios del 13% en comparación con el año pasado, las desapariciones en Chiapas se han disparado, informando 849 desapariciones en 2022, el 45% de ellas de menores.

Chiapas actualmente ocupa el cuarto lugar en desapariciones entre los estados mexicanos. En los primeros seis meses de este año, se denunció la desaparición de 492 personas en el estado, de las cuales 167 eran mujeres.

Los cárteles de la droga del noroeste se dirigen al sur

Durante años, los cárteles de la droga más poderosos de México se han movido precipitadamente hacia su frontera sur con Guatemala. La proximidad de Chiapas a las bandas centroamericanas de tráfico de drogas y migrantes la convierte en un lugar estratégico para los cárteles, según al organismo de control de la delincuencia organizada Crimen organizado.

Dos de los cárteles más prolíficos de México, el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), están en guerra por el control del estado fronterizo, provocando una violencia despiadada similar a la que sufrieron las zonas del norte fronterizas con Estados Unidos en anteriores conflictos entre cárteles.

Carlos Ogaz dirige el departamento de sistematización e impacto del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, una ONG creada en 1989 que documenta los abusos contra los derechos humanos en Chiapas.

Dijo a Informes aztecas que ha habido un repunte en la actividad criminal en la última década.

“De 2015 a la fecha, hemos venido experimentando un incremento paulatino de la violencia en el estado; grupos armados con gran poder de fuego, equipo táctico y métodos de terror ligados a grupos criminales -. Sicarios – pasó a primer plano”, dijo Ogaz.

“Desmembramiento de personas, decapitaciones… Cada vez presenciamos más elementos vinculados a la violencia del crimen organizado”, añadió.

Soldados del CJNG

Aunque los cárteles han estado activos en Chiapas durante dos décadas, la explosión de violencia más reciente en el estado fue provocada, al parecer, por el asesinato de Ramón Gilberto Rivera Beltrán en julio de 2021, el hijo del líder local del Cártel de Sinaloa Gilberto “El Tío Gil” Rivera Amarillas, actualmente preso en EE.UU. Se presume que el golpe fue perpetrado por el CJNG.

Según filtraciones documentos de la SEDENA, el asesinato de Rivera fracturó al Cártel de Sinaloa en Chiapas.

“En el estado de Chiapas, el [Sinaloa Cartel] es el que actualmente mantiene la hegemonía de las actividades del narcotráfico; Sin embargo, la muerte de Ramón Gilberto Rivera Beltrán, El Junior, en julio de 2021, provocó un vacío de liderazgo en el grupo delictivo que encabezaba, ocasionando conflictos y diferencias entre las células que lo integran, considerándose una fractura al interior de la estructura del cártel”, se lee en el documento de la SEDENA fechado en junio de 2022.

Al mismo tiempo, el CJNG ha ido ganando influencia en la región.

Una investigación de la Fiscalía de Delitos de Narcotráfico de Guatemala descubrió que organizaciones criminales de ese país están colaborando con el CJNG así como con el ejército guatemalteco para traficar cocaína, y en junio, el CJNG supuestamente secuestró a 16 agentes de la Secretaría de Seguridad en Chiapas.

La violencia de los cárteles se está extendiendo a la población civil.

En junio, más de 3.000 personas de la región fronteriza de Chiapas habían huido de sus hogares. Informes de personas secuestradas, incluidos niños, se sumaron a la oleada de migraciones masivas.

Según Según Fray Bartolomé de las Casas, los constantes tiroteos, ejecuciones y secuestros en Chiapas reflejan las condiciones de las zonas de guerra.

Pero no es sólo la violencia de los cárteles la que aflige a Chiapas. Las milicias autóctonas y los grupos paramilitares -algunos apoyados por narcotraficantes- también han ganado fuerza en los últimos años.

Estos grupos armados de derechas se formaron para proteger los intereses empresariales privados en la región y para someter a los movimientos indígenas y agrarios que persiguen la justicia social y la autonomía, en concreto el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), un movimiento guerrillero formado en 1983 que controla un territorio considerable en Chiapas.

“Hay dos frentes que forman puentes y se unen como si fueran uno solo”, dijo Ogaz, refiriéndose a la estrecha relación entre los cárteles de la droga y los grupos paramilitares.

Contrainsurgencia, empresa privada y gobierno de México

Desde 1994, los zapatistas han ejercido influencia y control sobre gran parte del territorio de Chiapas. Desde su levantamiento, han creado 43 zonas rebeldes o Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas (MAREZ), territorios gobernados por juntas comunales que no reconocen al gobierno mexicano.

Originalmente 27 municipios rebeldes organizados en cinco demarcaciones territoriales zapatistas llamadas “Caracoles”, el grupo rebelde añadió 11 territorios más en 2019 (para un total de 43 zonas zapatistas), promoviendo el gobierno y la economía comunal y la autodeterminación de los pueblos indígenas.

Desde que declararon la guerra al Estado mexicano y a sus “políticas neoliberales” en 1994, los zapatistas han sufrido violentos ataques por parte de grupos paramilitares alineados con los empresarios locales y el gobierno federal. Y la violencia se ha extendido a la población en general.

El 22 de diciembre de 1997, los paramilitares irrumpieron en un servicio de oración en la ciudad de Acteal, matando a 45 indígenas tzotziles, entre ellos mujeres embarazadas y niños. Al grupo de oración asistían miembros del grupo pacifista Las Abejas, que habían expresado su apoyo al movimiento zapatista.

Las Abejas conmemorando la masacre

Según el Fray Bartolomé de las Casas y otras organizaciones de derechos humanosEn la actualidad, los grupos paramilitares siguen activos en la región.

Uno de estos grupos, los Cafeticultores de Ocosingo (Orcao), u Organización Regional de Cafeticultores de Ocosingo en inglés, ha según se informa llevaron a cabo ataques armados contra los zapatistas en su territorio en 2021, incluyendo la quema de sus escuelas.

En mayo de 2023, los zapatistas denunciaron que los Orcao dispararon al zaptista Jorge López Sántiz, ataque que lo dejó gravemente herido.

Un mes después, el Orcao supuestamente coordinó ataques armados en tres comunidades zapatistas: Emiliano Zapata, San Isidro y Moisés y Gandhi, todas ubicadas en el municipio oficial de Ocosingo, Chiapas.

“Lo que estamos viviendo es la continuidad de la contrainsurgencia. [The paramilitaries] tienen vínculos con el crimen organizado por su gran poder de fuego y sus tácticas de control de la población, como el bloqueo de carreteras y el acortamiento de suministros”, dijo Ogaz.

En junio, los zapatistas llegaron a decir que el estado está “al borde de la guerra civil”.

Leer más: Al borde de la guerra civil”: Los zapatistas marchan para exigir la paz en el sureste de México

Además de los cárteles de la droga, los zapatistas también reivindican que los paramilitares trabajan en concierto con funcionarios del gobierno local y nacional.

Asamblea Zapatista

El gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón, estrecho aliado del presidente Andrés Manuel López Obrador y cuñado del ex secretario de Gobernación, Adán Augusto López, ha sido acusado por los zapatistas de proteger a los grupos paramilitares que operan en la región.

El gobierno de López Obrador tiene actualmente dos megaproyectos en construcción en el estado -el Tren Maya y el Corredor Interoceánico- que han impactado directamente a las comunidades indígenas y campesinas de Chiapas.

Los zapatistas han acusado a López Obrador de hacerse de la vista gorda ante la violencia en Chiapas.

“¿Por qué calla López Obrador?”, se preguntaron los zapatistas en un reciente declaración. “Porque, como sus predecesores, no puede tolerar que un grupo rebelde pueda ser un referente de esperanza y dignidad. Porque necesita justificar una acción militar para ‘limpiar’ el sureste y poder imponer por fin sus megaproyectos.”


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